domingo, 13 de julio de 2014

JUICIOS

En una aldea había un anciano muy pobre, pero que hasta reyes lo envidiaban porque poseía un hermoso caballo blanco. Los reyes le ofrecieron cantidades fabulosas por el caballo pero el hombre decía:
- Para mí, él no es un caballo, es una persona.
- ¿Y cómo se puede vender a una persona, a un amigo?
Era un hombre muy pobre pero nunca vendió su caballo. Una mañana descubrió que el caballo ya no estaba en establo.
Todo el pueblo se reunió diciendo:
- Viejo estúpido: sabíamos que algún día le robarían su caballo, hubiera sido mejor que lo hubiera vendido. ¡Qué desgracia!
- No vayas tan lejos dijo – el viejo -. Simplemente dicen que el caballo no estaba en el establo. Este es hecho, todo lo demás es vuestro juicio. Si es una desgracia o suerte, yo no lo sé porque esto apenas es un fragmento. ¿Quién sabe lo que va a suceder mañana?

La gente se rió del viejo. Ellos siempre habían sabido que estaba un poco loco. Pero después de 15 días, una noche el caballo regresó. No había sido robado, se había escapado. Y no es sólo eso, sino que trajo consigo una docena de caballos salvajes.
De nuevo se reunió la gente diciendo.
- Tenías razón, viejo. No fue una desgracia sino una verdadera suerte.
- De nuevo estas yendo demasiado lejos – dijo el viejo – Sólo di que el caballo ha vuelto…¿Quién sabe si es suerte o no? Es solo un fragmento. Estas leyendo apenas una palabra en una oración. ¿Cómo puedes juzgar el libro entero?

Esta vez la gente no pudo decir mucho más, pero por dentro sabían que estaba equivocado. Habían llegado doce caballos hermosos…
El viejo tenía un hijo que comenzó a entrenar a los caballos. Una semana más tarde se cayó de un caballo y se rompió las dos piernas.
La gente volvió a reunirse y a juzgar:
- De nuevo tuviste razón – dijeron – era una desgracia. Tu único hijo ha perdido el uso de sus piernas y a tu edad él era tu único sostén. Ahora estás más pobre que nunca.
- Estas obsesionado con juzgar – dijo el viejo – no vayan tan lejos, sólo digan que mi hijo se ha roto las dos piernas. Nadie sabe, si es una desgracia o una fortuna. La vida viene en fragmentos y nunca se nos da más que esto.

Sucedió que pocas semanas después el país entro en guerra y todos los jóvenes del pueblo fueron llevados por la fuerza del ejercito. Sólo se salvo el hijo del viejo porque estaba lisiado. El pueblo entero lloraba y se quejaba porque era una guerra perdida de antemano y sabían que la mayoría de jóvenes no volverían.
- Tenias razón viejo era un fortuna. Aunque tullido, tu hijo aún está contigo. Los nuestros se han ido para siempre
- Siguen juzgando – dijo el viejo – nadie sabe, solo digan que sus hijos han sido obligados a unirse al ejército y que mi hijo no ha sido obligado. Sólo Dios sabe si es una desgracia o una suerte que así suceda.

No juzgues o jamás serás uno con el todo. Te quedarás obsesionado con fragmentos. Sacarás conclusiones de pequeñas cosas. Una vez que juzgas, has dejado de creer.

1. ¿Por qué el pueblo juzgaba sobre los actos que le sucedían al anciano?
2. ¿Cuál es tu opinión sobre la actitud del anciano? ¿estás de acuerdo si o no, por qué? 
3. ¿Qué nos quiere dar a conocer el autor de este relato?
4. ¿consideras que siempre debemos de juzgar a las personas o sus acciones? ¿Por qué?

No hay comentarios:

Publicar un comentario