En la India, había una familia muy pobre que
carecía de todo y pasaban muchas necesidades, mientras que a su vecino no le
faltaba de nada y vivía en una casa magnífica rodeada de un esplendoroso
jardín. La mujer del hombre pobre era bastante envidiosa y se preguntaba de
dónde habría sacado los bienes su vecino, así que decidió espiarle y un día vio
que el vecino daba tres palmadas y al instante aparecía un genio que llevaba
una enorme espada en la cintura; el vecino le dio todo tipo de órdenes sobre el
mantenimiento, limpieza y abastecimiento de la casa y el genio las cumplió de
inmediato. La mujer volvió corriendo donde estaba su marido y le contó lo que
había visto. "Tienes que pedirle que nos preste el genio, así tendremos de
todo como él y dejaremos de pasar penalidades", le dijo entusiasmada.
El marido era un poco reacio, pero ante la
constante insistencia de la mujer accedió a ir a hablar con el vecino. Llamó a
la puerta y su vecino le abrió: "Hola, vecino, vengo a pedirte un
grandísimo favor. Mi mujer ha visto que tienes un genio que te ayuda a realizar
todas las tareas de la casa y que te consigue todo lo que le pides, nosotros no
tenemos nada y pasamos muchas penurias, me gustaría que me prestaras una
temporada al genio para así poder dejar de ser tan pobres y conseguir tener
algunos bienes" le dijo con gran vergüenza.
El vecino le miró compasivo y contestó: "De
acuerdo, te prestaré a mi genio, pero te advierto que no es tan fácil como
parece. Cuando se invoca a este genio hay que estarle mandando hacer cosas
constantemente, porque si no se hace así, se enfadará y con la gran espada que
lleva a la cintura te cortará la cabeza; te lo advierto de nuevo, no es tan
fácil como parece estarle mandando cosas constantemente, así que ten mucho
cuidado. Mira yo me marcho de viaje y tardaré un par de días en volver, te lo
dejo ese tiempo. Lo único que tienes que hacer para invocar al genio es dar
tres palmadas y él aparecerá ante tí".
El marido volvió corriendo con gran alegría hasta
donde estaba su esposa: "Mira, me ha dejado la jarra que contiene el genio
y está a nuestra disposición mientras nuestro vecino esté de viaje. ¡Lo he
conseguido! Dejaremos de ser pobres, tendremos de todo y nada faltará a
nuestros hijos. ¡Qué alegría!".
La mujer estaba muy impaciente por empezar a pedir
cosas y le dijo que invocara al genio de inmediato. El marido dio tres palmadas
y al instante el genio apareció ante ellos entre una nube de humo, era
impresionante por su gran tamaño, sus lujosas ropas y por la enorme espada que
portaba a la cintura: "Hola mi amo, dime qué deseas" dijo el genio. Tanto
el esposo como la mujer se pusieron muy contentos de tener a su disposición al
genio y comenzaron a pedir de inmediato: "Quiero que nos construyas una
mansión espléndida", dijo la mujer.
El genio chasqueó los dedos y al instante apareció
ante ellos una mansión magnífica, muy grande y vistosa. Los esposos se quedaron
maravillados ante la belleza y esplendor de la mansión y comenzaron a dar
saltos de alegría. "Ahora llena la mansión de estupendos muebles",
continuó el marido. El genio volvió a chasquear los dedos y la mansión se llenó
de unos muebles muy lujosos. "Ahora queremos buenos ropajes para nosotros
y para nuestros hijos", este deseo también se vio satisfecho al instante y
así sucesivamente con todo lo que iban pidiendo, todos sus deseos eran
cumplidos de inmediato.
Cuando el matrimonio y sus hijos estuvieron
vestidos con muy buenas ropas e instalados en la mansión se les ocurrió pedir
los más ricos manjares que se pudieran concebir para así poder comer hasta saciarse,
cosa que nunca habían hecho.
"Bueno, genio, ahora déjanos un rato mientras
comemos esta espléndida comida que nos has traído", dijo el marido; pero
el genio se le quedó mirando fijamente y le dijo: "Mi amo, ¿qué más deseas
ahora?". Al ver que no le decían nada, ya que estaban comiendo con avidez,
el genio puso cara de enfado y comenzó a desenvainar muy lentamente su espada.
El marido se puso pálido y comenzó a balbucear: "Espera, espera, ahora
quiero que me hagas un magnífico jardín"; el genio chasqueó los dedos y el
jardín estuvo construido al instante. Así que apenas pudieron disfrutar de la
estupenda comida ya que
tenían que seguir ordenado cosas al genio. Le
hicieron construir un estanque y un riachuelo en el jardín, luego un puentecito
sobre el riachuelo, pronto se les acabaron las ideas sobre qué pedir al genio,
así que este volvió a enfadarse y comenzó a desenvainar la espada. Entonces le
mandaron que deshiciera algunas de las cosas que había construido y luego que
las volviera a construir porque ya no sabían que más mandarle. "Quita el
puente del riachuelo, deshaz el estanque, vuelve a hacerme otro estanque mejor,
cambia los muebles de la casa...", le mandaban ya casi con angustia por
que todas las órdenes eran cumplidas al instante y no podían parar ni un
momento ya que el genio se enfadaba y les amenazaba con su espada.
Al llegar la noche apenas pudieron dormir ya que
tenían que turnarse para dar órdenes al genio y así siguieron de muy mala
manera ya que el genio en seguida estaba presto a sacar la espada y cortarles
la cabeza en cuanto dejaban de mandarle cosas constantemente.
Al segundo día ya no podían más y el marido acudió
muy temprano a la casa del vecino para ver si había regresado. Llamó a la
puerta y el vecino le abrió. "Tienes que ayudarle", le dijo
angustiado, "no puedo más, el genio no me deja vivir, ni disfrutar de todo
lo que me ha dado; ya no sé que más mandarle y en cualquier momento va a acabar
cortándome la cabeza, estoy desesperado, no sé que voy a hacer".
El vecino le miró con comprensión y le dijo:
"Te lo advertí, no es fácil estar dándole ordenes siempre; pero no te
preocupes yo sé como dominar al genio".
Juntos acudieron a la casa del matrimonio y el
vecino ordenó al genio: "Genio, construye un pozo en el jardín que llegue
hasta el centro de la tierra"; el genio chasqueó los dedos y al instante
el pozo estuvo construido. "Bien, ahora coloca un poste en el centro del
pozo que también llegue hasta el centro de la tierra" y el genio lo hizo.
"Muy bien, ahora quiero que subas y bajes por el poste hasta que yo te
diga"; con lo que el genio se puso a subir y bajar por el poste. El vecino
se volvió hacia el hombre y le dijo "Ves, no era tan difícil dominar al
genio, pero hay que saber cómo hacerlo y qué ordenarle". Éste suspiró aliviado
ya que algo que en un principio había creído ser una cosa estupenda se había
transformado en una angustia ya que varias veces había estado a punto de perder
la cabeza. Al cabo de bastante tiempo el genio llamó a su amo para decirle que
estaba cansado de subir y bajar por el poste, y que si le dejaba volver a su
jarra, él solo haría lo que le mandaran sin agobiar a su dueño y sin utilizar
más la espada.
- ¿Por qué no nos podemos conformar con lo que tenemos y deseamos lo
que los demás tienen o más?
- ¿Hoy en la actualidad para ti quien sería el genio, como se
conseguiría?
- ¿crees que lo material es necesario e indispensable para llevar una buena vida? ¿si, no, porque?
- ¿Cuál es el mensaje que el autor de la lectura nos quiere dar?
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