El que es bueno, de la bondad que
atesora en el corazón produce el bien; pero el que es malo, de su maldad
produce el mal, porque de lo que abunda en el corazón habla la boca. Lucas 6,45
En un pueblo, gobernaba un hombre
famoso por sus abusos de autoridad y su desprecio hacia las clases más
humildes. Con frecuencia hacía fiestas a las cuales invitaba sólo a la gente
más acaudalada de la localidad, gente como él, indiferente a las necesidades de
los pobres.
Un día llegó al pueblo el señor
Freyman, un empresario muy rico, quien pensaba instalar una gran industria en
el lugar, lo cual significaría un gran progreso y fuentes de trabajo para los
lugareños. El mismo gobernador fue a recibir al empresario, le ofreció su casa
y lo acompañó a ver el terreno.
Esa noche, ofreció una fiesta en su
honor, en donde, como siempre se reuniría la crema y nata del pueblo.
Estaban en medio del banquete, cuando
a un mozo se le cayó una bandeja con vasos, haciéndose trizas en el suelo,
justo enfrente del gobernador y su invitado.
¡Pero que no te fijas imbécil?- le
gritó el gobernador al muchacho, quien muy asustado procedió a recoger los
vidrios. El hombre no cesó de insultarlo, hasta que terminó de recoger todo. El
empresario se quedó observando la escena, muy conmovida y también indignada, pero
lo disimuló.
Después que se hubo ido el muchacho,
se dirigió al gobernador: - Señor gobernador...¿le puedo hacer una pregunta? -
Por supuesto, mi estimado señor Freyman- respondió zalamero el gobernador. -
¿Si esos vasos se me hubieran caído a mí, qué hubiera pasado?, ¿me habría usted
insultado como lo hizo con ese pobre muchacho?
El gobernador se turbó por la
pregunta y respondió: - ¡Por supuesto que no señor Freyman, cómo cree! - ¿Y por
qué no? También se hubieran roto los vasos. - Pero no es lo mismo...¡cómo iba
yo a ofenderlo a usted! - Ah, ¿y por qué a ese muchacho sí? - Pues... es solo
un indio... un desarrapado... - Es un ser humano, igual que usted, igual que
yo- declaró firmemente el empresario. - ¡Pero cómo se va a comparar con
nosotros ese pobre diablo! - Ese pobre diablo, como usted lo llama, merece
respeto y consideración. El hecho de no poseer bienes, no hace a un hombre
menos merecedor de estos.
Las palabras del empresario se
escuchaban claras y decididas en el comedor, pues todos los invitados se habían
quedado en silencio, asombrados, viendo como el gobernador, era avergonzado por
su invitado de honor.
¡Ah que señor Freyman, me resultó
usted predicador!- trató de bromear el gobernador, para disimular su malestar.
No, señor gobernador, estoy hablando
muy en serio.
Bueno, pero no es para tanto jeje...
Pues quiero que sepa, que yo fuí como
ese muchacho, yo servía mesas en la taberna de mi pueblo...
¿Pero cómo es posible?
Así es, señor gobernador. Yo vengo de
una familia muy pobre, empecé a trabajar desde los doce años. No le voy a
contar mi historia, pero quiero que sepa que porque he estado abajo, sé cómo se
siente ser tratado como usted ha tratado a ese muchacho. Y una cosa le aseguro,
yo soy la misma persona, ahora que tengo dinero, que cuando no lo tenía y eso,
gracias a los valores que me enseñó mi madre. Porque el hombre no vale por lo
que tiene, sino por lo que es. Hay muchos ricos que no valen nada y muchos
pobres que valen oro. Todos nacemos igual: sin nada y todos morimos igual: sin
nada. No importa si en este mundo fuimos ricos o pobres, cuando lo dejamos,
nada material nos llevamos. Todos nos hemos de presentar ante Dios de la misma
manera, para El somos todos iguales, así que si para El somos todos iguales,
¿quiénes somos nosotros para hacer diferencias?
El empresario terminó de hablar y
calmadamente prosiguió con su cena, dejando a todos consternados y pensativos,
especialmente el gobernador, quien esa noche había recibido la lección más
grande de su vida.
Porque no hay acepción de personas
para con Dios. Romanos 2,11
1. ¿crees que
actualmente en nuestra sociedad nos encontramos con personas como el
gobernador? ¿Por qué crees que actúan así?
2. ¿ Qué nos quiere
dar a entender el autor al decir el Señor Freyman: el hombre no vale por lo que tiene,
sino por lo que es. Hay muchos ricos que no valen nada y muchos pobres que
valen oro. Todos nacemos igual: sin nada y todos morimos igual. Explica tu
respuesta.
3. ¿Qué valor
descubres en la lectura, porque y como lo aplicarías en tu vida diaria?
4. ¿Qué es más
importante para los jóvenes de hoy el cómo te ven o lo que tienes en realidad?
5. Si tu fueras el
gobernador cual hubiera sido tu actitud luego de lo que le conto el
empresario?. Explica tu respuesta
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