Hace años frecuenté a dos chicas de las minorías
sexuales, además de bailarinas eróticas y pareja sentimental. Desarrollé una
excelente relación intelectual y personal con ellas. Aunque desde entonces me
despertó curiosidad, no me atreví a explorar el mundo de donde obtenían el
sustento.
Mucho tiempo después me encontré en una situación
financiera extrema, al igual que Susana, el personaje de la historia de el
libro Susana: memorias del table dance. Como ella, yo amo la danza
y he practicado diferentes tipos de baile a lo largo de la vida. Empecé a
suponer que bailar en un club no me sería difícil. Además, pensaba yo, me daría
la oportunidad de realizar un reportaje desde el interior de un mundo prohibido
e inaccesible del cual todo mundo habla, menos sus protagonistas.
Había una gran ingenuidad en mí: no imaginaba lo duro
que me resultaría. Tanto, que tardé más de dos años en escribir la historia,
después de que la aventura había terminado. Inicié varias veces; concluí un
primer borrador, me detuve durante meses, volví a empezar, y no pude llevar la
tarea a término sino hasta después de haber abierto plenamente las compuertas
del miedo, de la rabia, de la risa. Porque para sobrevivir a ese mundo tuve que
anestesiarme emocionalmente, y recordarme constantemente que yo -además de
bailarina como Susana, la del libro- en realidad era periodista. Así logré
mantener los ojos y los oídos abiertos en los clubes donde trabajé y durante
las conversaciones que sostuve con decenas de chicas en diferentes ciudades.
Así logré tomar notas y filmar algunas escenas. Pero para poder contar lo que
vi y viví a lo largo de esos meses y dejarlo atrás, tuve que desandar esa
"segura” distancia.
Al sumergirme en ese ambiente descubrí que, a pesar de ser las únicas que cargan con el estigma moral, son las chicas quienes, con su trabajo, dan de comer a muchas familias: las de los dueños y administradores de los antros, las de los meseros, taxistas, boleteras, estilistas, vendedores de ropa, productores y distribuidores de alcohol y drogas, policías e incluso algunas autoridades.
Al sumergirme en ese ambiente descubrí que, a pesar de ser las únicas que cargan con el estigma moral, son las chicas quienes, con su trabajo, dan de comer a muchas familias: las de los dueños y administradores de los antros, las de los meseros, taxistas, boleteras, estilistas, vendedores de ropa, productores y distribuidores de alcohol y drogas, policías e incluso algunas autoridades.
1. Se puede afirmar:
A. La autora del texto tuvo que trabajar de bailarina desnudista para escribir un libro sobre ello.
B. El trabajo de table dance fue en realidad más sencillo de lo que la autora pensaba.
C. Las chicas que trabajan en un table dance lo hacen por desesperación.
D. La autora del texto había practicado estilos de baile antes.
2. Se deduce del texto:
I. La autora tuvo que cambiar de opinión sobre el trabajo de tabla dance.
II. El trabajo de table dance no tiene una paga desdeñable.
III. Los moralistas no verían bien a las bailarinas de table dance.
A Solo I y II C. Solo I
B. Solo II y III D. Todas
3. Señale el título del texto:
A. La vida y dificultades del trabajo de bailarina nudista
B. Dificultades de una bailarina de table dance
C. Breve testimonio de la entrada al mundo del table dance
D. La extraña vida de Susana, la bailarina nudista
4. EXTREMA significa en el texto:
A. Exagerada C. Extraña
B. Oculta D. Crítica
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